Aunque parezca que vivamos en tiempos de gran separación y oposición, los seres humanos tenemos muchas cosas en común. Una de ellas, es que la gran mayoría queremos que algo cambie. Sea en nuestra propia vida, nuestro alrededor, los demás o el planeta. Pero muy pocas veces nos preguntamos ¿cuál es el proceso para que algo realmente se transforme?
Solo hay que mirar atrás, a la historia del ser humano, para darnos cuenta del grandísimo poder de transformación que tenemos. Pero hoy en día parece que solo cambiamos cuando tocamos fondo o dejándonos llevar por la marea social del momento. Pasamos mucho más tiempo en la reacción, que en la elección. Nos dejamos llevar más por el miedo al futuro, que por la inspiración de lo que podemos construir hoy para mañana.
Sí, es posible dejar de vagar buscando respuestas en las últimas modas superficiales y acercarse, de forma sencilla y no dogmática, a formas de transformar nuestras vidas mucho más alineadas con nuestra esencia y la visión del mundo en el que soñamos vivir.